Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, ofrece una historia
entretenida, intrigante y oscura para aquellos amantes de la lectura, de la reflexión, y todo ese
conglomerado de curiosos. La historia se centra una sociedad utópica, en la cual pensar fuera de lo establecido es erróneo y condenado puesto que, se debe pensar según las normas sociedad perfecta, a tal punto, que el mero hecho de tomar un libro y leerlo es una de las peores cosas que se pueden hacer. De hecho, hasta hay un grupo encargado de quemar todos los libros, llamados irónicamente los bomberos.
En la novela que nos muestran ocurren otros eventos que hacen referencia a las quemas de libros en la historia de la humanidad. Sin embargo, voy a rescatar una de las posturas que a mi consideración desea mostrar el autor, y es el pensamiento o la forma de enseñar conocida como conductivismo. Vista bajo la lupa de los estudiantes, estos son algo así como cabezas huecas, es decir vacías de conocimientos. Lo cual en la actualidad sabemos que no es así, por lo tanto, concepción
errada hacia el pensamiento de los estudiantes. La posición pilar es solo suministrar y transmitir una cantidad de información, sin considerar las ideas previas, las concepciones o conocimientos que estos pueden llegar a tener sobre un tema cualquiera.
En
este sentido, se muestra una visión o perspectiva en cuanto al dominio
(entendiendo esto como un mera clasificación) educacional que se ve reflejado en varios pasajes de la novela. Es muy probable que está forma del autor de destacar esta manera de transmitir información o la enseñanza fuera un reflejo de lo que hicieron algunos sociedades o tal vez, para expresar una forma de hacer un adoctrinamiento.
Por último, es valido recordar el magnifico
poder de los libros, pueden transcender en la historia de la humanidad, por
llevar consigo ideas, sembrar la virtud de la curiosidad y pensamientos
complejos.
