Mientras
pasan los años las diferentes personas en la cotidianidad conviven al día e interactúan,
con diversas posturas sociales, ideológicas, políticas, religiosas. Es decir
sus formas de observar al mundo, y que en algunas casos (sino en la mayoría),
las formas de interpretar al mundo, han sido sembrado en el pensar de los ciudadanos,
a través de cultos y rituales. Este aspecto, ha sido estudiado por numerosos filósofos,
sociólogos, antropólogos.
La interpretación
acerca del mundo puede variar según diversas religiones, etnias, cultos, aun
así, se convoca ante toda explicación racional, a una divinidad o varias deidades,
toda poderosa. Las personas han descrito a estos Dioses o Dios, en textos que
para algunos se consideran sagradas. Estos textos, detallan la fuerza
monumental que poseen estos todopoderosos
hasta la complejidad de relatos cosmogónicos sobre el origen de la tierra y la
humanidad. Estos aspectos han traído como consecuencia, una vertiente de
debates desde todos los rincones de la tierra.
Darwin
en su publicación el origen de las
especies, abrió paso a la explicación del origen de la diversidad biológica
sin recurrir a un ente todopoderoso. Desde ese momento se ha comprendido al
origen del hombre como parte de un proceso evolutivo, al igual que todos los
organismos. Para muchos anglicanos, curas, personas espiritualistas, en efecto
un gran número de religiones, fue una bofetada,
una ofensa. En el instante de dicha publicación, aparecieron caricaturas mofándose
de Charles Darwin, puesto que, considero al hombre dentro de una filogenia en
el cual proviene de un ancestro común con características simiescas. Evidentemente,
las pruebas contundentes presentadas, agrietó la manera de comprender el origen
del hombre. Estrechando una línea entre ciencia y religión, así se origina una demarcación
entre ambas, considerando unas cuestiones como ciencia y pseudociencia.