Hoy
estuve leyendo un artículo, que forma parte de una conferencia, titulado: ¡QUEBELLO SERÁ VIVIR SIN CULTURA! Por César Antonio molina. Apenas leí las primeras
líneas, me engancho por algunos reflexiones realizados por el autor. Hasta el
punto de parecerme algo poético y crítico en algunos segmentos. En determinadas
momentos, lo primero que pensé fue el auge de los libros y películas, que
abundan en los últimos años, con películas tales como: Crepúsculo, divergente,
bajo la misma estrella, entre otros. Que para algunos puede significar el
impacto para retomar la lectura, como un hábito diario. Y, para otros como una
cosa desagradable, puesto que, consideran que no son lecturas que dejen algo, a las personas o jóvenes. Vale
destacar, que llevar una adaptación cinematográfica de un libro no es algo
novedoso. Ya se han realizado otras, conllevando positivas (Aunque no todos
piensan igual) repercusiones.
Con
el auge de los libros considerados en algunos casos como bestseller, al parecer ha ayudado para habituar la lectura entre
las personas, un hábito poco común entre las jóvenes. De todas maneras, algunos
críticos piensan que ciertos libros que son encontrados en los estantes de las
librerías, no son escritos por esos autores. No obstante, comentan que esto es
parte de marketing, para promocionar las películas. César molina (2016), expresa: “Evidentemente
un perro no puede escribir libros, pero ya es casi habitual que algunos de quienes
los firman no lo hayan hecho”.
Dentro
de las cuestiones que destaca Molina, está el ámbito mercantil que abordan a
las ventas de libros y los libros como parte de la cultura. Además de los
escritores comenta: “Escritores
reconocidos se atrincheran con sus propias obras a la espera de sus lectores,
diezmados por el fuego amigo. Su prestigio, la mayor parte de las veces no
correspondido por las ventas, sirve sin embargo de salvaconducto para
justificar estas prácticas mercantiles de empresas que han tergiversado sus
fines.” Denota, como algunos libros por las tácticas empresariales o de las
editoriales, podrían venderse más que otras. De igual manera, reflexiona acerca
de otras cosas. Sin embargo, acá solo quiero rescatar estos pensamientos, con
los cuales concuerdo: “Lo importante es
saber leer y escribir pero, si cabe, todavía más importante es saber qué leer…
Un país lo componemos todos y todos somos responsables de la misma manera… La
lectura es un hábito y el buen gusto también lo es y se conforma con el tiempo…
Así que no es lo mismo leer un libro de un escritor por un autor, que otro
“escrito” por un perro, una señora de las páginas amarrillas, un convicto de
homicidio…”
Es
cierto, es probable encontrar a una persona que escriba una columna semanal en
un diario, pudiera ser un gran escritor de novelas, poesía o crítica, todavía
no reconocido por la sociedad. Aun así, se debe comprender el tono de lo
expresado. Con el tiempo podemos ampliar o profundizar acerca de nuestra
lectura predilecta. Estudiar, analizar y reflexionar sobre nuestros autores
favoritos. Y, muchos más. César Molina, indica que luchamos a sangre por
nuestra libertad y ahora pareciera que no la tenemos. Por la cultura dominante
en la actualidad. “La cultura nos sirvió
para salir de la cueva, no nos empeñemos ahora en regresar a ella como a u
lugar donde se va a descansar plácidamente después de un camino arduo.”
La
cultura representa para él, una
cuestión no armónica, encontrándose repleta
de abismos y conflictos, no presenta una meta; la acción generadora para
la cultura se sedimenta en una “perfección
inalcanzable” que origina constante sufrimientos. Molina, discute de manera
grata con diversas citas de autores, para converger en las opiniones de la
cultura, la felicidad, los aparatos tecnológicos, identidades, dispositivos,
entre otros. Como corolario, vale decir que es una lectura amena para
reflexionar algunos pasajes o segmentos que recuerdan a la sociedad “moderna” y
a los pensadores que meditan acerca de las cultura.
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