Para Pérez y García (2009), las semejanzas de ciertas
partes entre los diversos organismos puede comprenderse ateniendo a tres
criterios: origen,
función y aspecto. En este sentido, a las estructuras morfológicas que comparten un origen
común, se denominan estructuras homólogas, esta similitud es explicada por la
evolución divergente. Y, las análogas hacen referencia a partes o rasgos que
revelan una función similar, pero de origen diferente, esto es explicado por la
evolución convergente.
Antes de continuar es
conveniente aclarar qué o a qué se refieren cuando los biólogos evolutivos
comentan acerca de evolución convergente y divergente. La evolución convergente
“ocurre cuando organismos con un parentesco muy lejano, pero sujetos a
presiones selectivas similares, adquieren independientemente características
adaptativas equivalentes” y la evolución divergente “ocurre cuando una
población, o un fragmento de ella, queda aislada del resto de la especie y, debido
a presiones selectivas y factores azarosos, sigue un curso evolutivo
diferente.” (Curtis, 2007).
A continuación, voy a señalar algunos ejemplos para ambos conceptos.
Analogía:
Las alas de las moscas, murciélagos,
palomas y del pterosaurios son análogas.
La estructura externa (armadura) de los pangolines y los armadillos; ambos pertenecen
a distintos ordenes, los armadillos al orden Cingulata y los pangolines al orden Pholidota.
Las aletas de los peces, ballenas y delfines.
La extremidad anterior del grillotopo, topo y pichiciego menor.
Homología:
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