En una ocasión, mientras almorzaba en un período de
descansó, en una de las tantas salidas al campo en colaboración para una
investigación del bosque de manglar, el profesor al cual acompañaba, me comentó sobre la fuga de cerebros; eso conllevo a una serie de preguntas y respuestas,
para conocer su opinión. Enseguida contó, de un periódico que tiene guardado,
con ese titular. Al final, la charla terminó muy amena, de la misma manera que
esa ida a los mangles.
Luego de un par de
años, revisando las notificaciones en el correo, leí Pérdida de talento en Venezuela: Migración de sus investigadores, inmediatamente
me dispuse a leerlo. Entre las primeras cosas que encontré fueron: A principio
del siglo 20 Venezuela contaba con dos universidades operativas, compuesta por
100 docentes, atendieron a 1000 estudiantes; luego, 50 años más tarde, pasaron
a 3 universidades, y los profesores pasaron hacer 1000 y 7000 estudiantes; durante
el siglo 20 los profesionales pasaron de ir de Europa a EEUU; comenzaron la inmigración
selectiva; en los años 60, se inyectó recursos e instalaciones para preparar a
los distintos profesionales, creando al IVIC, CONICT, entre otros, que
comenzaron a formar el nivel de Doctorado; en 1983, a través de la crisis
económica, se denotó una fuga de cerebro. Tanto así, que se volvió un tópico
para estudiar.
Trabajaron con el
objetivo, Este estudio explora, desde una perspectiva
cuantitativa e histórica, la dinámica de la pérdida de talento de la comunidad
de investigadores y tecnólogos de Venezuela desde 1960 al presente. La base de datos, es
la BIBLIOS. También, separaron en categorías, investigador Activo,
investigador
Nuevo, investigador
Retirado y profesional Extra.
Dentro de otras cosas,
observaron que entre 1960-1980, el número de venezolanos en el campo de la investigación
que se marchaba del país era muy reducido. Contaron unos 28 casos. Por otra
parte, en los siguientes 20 años, aumentó la tasa de abandono, 12 investigadores
por año; obteniendo como resultado, en los últimos 40 años, a 243 investigadores
migrados, todo dentro del siglo 20; entretanto, a partir del año 2000, notaron
un fatal aumento, de manera que para el siglo 21, en los últimos 15 años, son
1512 investigadores que se han ido del país.
Otros resultados son, en 1999 el flujo era
positivo, y partir del año 2000 cambio de manera radical, reflejando un flujo
de neto negativo, de investigadores que ingresaban al sistema; 68% de migrados poseen doctorados y 32% magister; desde 1960 hasta el
presente, 1783 científicos han migrado (14% de la comunidad de investigadores
publicadores), y se han repartidos en distintas regiones del mundo, 33% Estados
Unidos, 41% países europeos; 23% países latinos, donde 6% abarca a Ecuador.
Viendo estos datos, es
trágico para un país que esto ocurra, y sobretodo si quiere progresar en
avances científicos y tecnológicos, para desenvolver en las áreas competitivas del
mundo de la ciencia. Es preocupante, una situación como esta, donde el mundo
amplia los conocimientos del saber. Cada año que transcurre se pierde más
recursos humanos. En tanto, uno de los escenarios que presenta el país, no es
la denominada circulación de talento,
sino la ida constante del talento venezolano; son más aquellos que se marchan, por
causa de varios factores (entre ellos la inflación del país), de los que
retornan.
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