Jason
(1980) (citado por Viejo, 1996), proporciona una definición más restrictiva de
coevolución: cambio evolutivo en una característica de los individuos de una
población en respuesta a otra característica de los individuos de una segunda
población, seguido de una respuesta evolutiva en la segunda población al cambio
producido en la primera.
Esta
definición requiere de especificidad y reciprocidad, es exigente pero útil. Primero,
porque eso es exactamente lo que hay que comprobar para demostrar la
coevolución, y, segundo, porque se debe de ser muy cuidadoso al describir una interrelación
entre especies, puesto que, coadaptación no implica necesariamente una
coevolución (Soler, s/f).
Ahora
bien, cuando analizamos la definición del término, se involucra unas condiciones
de especificidad,
reciprocidad y simultaneidad. Jordano (2003), las explica:
Especificidad:
la evolución de cada carácter se debe a presiones selectivas del carácter de la
otra especie.
Reciprocidad:
ambos caracteres deben evolucionar conjuntamente.
Simultaneidad:
ambos caracteres evolucionaron al mismo tiempo.
Vale destacar, que este término fue acuñado por Ehrlich y Raven (1964),
en su trabajo investigativo acerca de las influencias evolutivas reciprocas
entre plantas e insectos. Entre los
ejemplos más sobresalientes, es la coevolución entre las plantas con flores y polinizadores.
Puesto que, las plantas al ser inmóviles, generan distintos medios para que los
gametos masculinos puedan encontrar a los femeninos, un paso relevante para la
reproducción. Así pues, un transporte importante para enviarte para los gametos
masculinos son, por ejemplo, los insectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario